21 oct 2013

Atypical deaths, atypical graves? Crónica del Congreso de Paleopatología de Cuenca

Aprovechando que este año se celebraba el Congreso bianual de la Sociedad  Española de Paleopatología, decidimos remitir una comunicación explicando nuestras aventuras y desventuras con el estudio microbiológico de varias muestras dentales obtenidas en los yacimientos de la galería inferior de La Garma, Las Penas y Los Goros.

El Congreso comenzó el día 3 de octubre en la ciudad de Cuenca, una ciudad preciosa pero con excesivas cuestas para mi gusto y estado.

Vistas de la ciudad de Cuenca desde el tejado del Museo de Las Ciencias, sede del congreso
La comunicación fue programada para la mañana del día 4 de octubre (aunque eso no lo supimos hasta una semana antes, ya que en principio se preveía para la tarde del 3), dentro de la mesa “Arqueología y Paleopatología”, moderada por dos arqueólogos.

Portada de la revista Journal of Paleopathology, donde se publicaron los resumenes
Resumen de nuestra comunicación
Tras una escueta exposición de 10 minutos, en la explicaba someramente el contexto histórico y la interpretación arqueológica que los miembros de Proyecto Mauranus dan a este tipos de cuevas de uso sepulcral, así como el modo en que desde la sección de patología molecular  y el servicio de microbiología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla se abordó el estudio microbiológico, llegó el turno de la discusión.

El dr. Albert Isidro, un traumatólogo y reputado paleopatólogo catalán con más de 25 años de experiencia, nos apuntó acertadamente que no nos desanimáramos por la falta de identificación de ADN bacteriano en este primer trabajo, dado que es bastante dificultoso, y se ofreció a ponernos en contacto con su bacteriólogo para futuros trabajos. En cuanto al resto de la discusión, para mi sorpresa, y, en parte, alivio, no se centró en mi trabajo, la paleomicrobiología, si no que se convirtió en un debate acerca de la interpretación dada al uso de las cuevas. Es decir, una discusión arqueológica protagonizada  por los moderadores que, a mi modo de ver y al de muchos asistentes, no venía muy a cuento, dado que tanto el congreso como mi trabajo se centraba en la paleopatología.

En general, los trabajos presentados en esta mesa, a pesar de las ausencias de algunos ponentes, fueron muy interesantes, como el estudio de las dras. Jaén y Bautista, de México, acerca  de las condiciones de vida y salud de dos grupos de monjas de una misma comunidad en los siglos XVIy XIX, o los resultados preliminares del estudio interdisciplinar de los cráneos enclavados de Ullastret, presentados por la dra. Agustí, por mencionar algunos.  Las comunicaciones de las siguientes mesas, centradas en la patología maxilofacial y podológica, así como en los casos presentados a modo de posters, también despertaron interés. Lo que se echó  fue un programa cerrado de ponencias por parte de paleopatólogos experimentados. 

Cuenca de noche desde el castillo, justo antes de que nos  cayera una impresionante tromba de agua
El merecido descanso.... ¡pero sin alcohol!

Al final del congreso se premió por partida doble (votación popular y senado científico) a la mejor comunicación, mejor poster y mejor pieza. Nuestro trabajo estuvo cerca, pero finalmente fue el trabajo de la veterana Lourdes Herrasti quien se hizo con el premio, merecido, por su estudio titulado  “Amputaciones quirúrgicas halladas en contextos arqueológicos”. ¡Otra vez será!


Texto y fotos: Silvia Carnicero Cáceres
Silvia colabora como antropóloga con el Proyecto Mauranus desde 2010.

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