29 abr 2013

¿Al-Daieta?

En una entrada anterior amenazaba con meterme con la necrópolis alavesa de Aldaieta, con sus marcadores genéticos norteafricanos y con su último momento de vida (paradójica expresión, tratándose de un cementerio, por cierto). Pues bien, pasados unos meses creo que toca volver sobre esos temas y plantear algunas cuestiones que creo pueden tener cierto valor para quienes estudiamos, de la forma que sea, el que considero que es el siglo más interesante de toda la Edad Media peninsular: el VIII.

Para quienes a estas alturas no conozcan Aldaieta, lo mejor sería que le echasen un ojo a la monografía de la excavación que dirigió A. Azkarate Garai-Olaun, un trabajo modélico de recogida de datos y plasmación gráfica de los mismos (lamentablemente, el segundo volumen, dedicado a la interpretación, nunca llegó a publicarse) completamente accesible en la red, en formato PDF. Pero, por si hay a quien se le haga muy duro meterse todas esas páginas entre pecho y espalda y tampoco quiera mirarse otros trabajos más breves en los que sí que se cuenta la historia del cementerio y se hacen algunas interpretaciones (como éste o este otro), esbozaré, de forma muy sumaria, algunas de sus principales características:

- es una necrópolis de inhumación (con los muertos depositados en ataúdes y enterrados en fosas simples) en la que se han excavado numerosas tumbas con ajuar (de las conservadas, porque una buena parte parece haber sido destruida por las aguas del pantano en cuya orilla se localiza)

- ajuares en los que abundan, de forma contraria a lo que ocurre en otras zonas de la Península y similar a lo que pasa en otros yacimientos de su entorno geográfico más cercano (y en el centro y norte de Francia, no nos olvidemos), las armas, especialmente las lanzas y jabalinas y las hachas de combate; y algunos materiales que remiten a contextos ultrapirenaicos (guarniciones de cinturón, recipientes metálicos y de vidrio, etc.)

- que cuenta con dos zonas bien diferenciadas y, en general, con dos formas muy distintas de disponer las sepulturas: tumbas formando hileraspor una parte y sepulturas agrupadas en torno a determinados enterramientos "principales" por otra. Éstas podrían responder a una evolución cronológica en las costumbres funerarias (más antigua la primera y posterior la segunda).

- y que presenta un período de uso que podría situarse, a partir de argumentos cronotipológicos (por los objetos que acompañan a los muertos), entre mediados del siglo VI y la segunda mitad del VII

Plano de la necrópolis de Aldaieta. El círculo rojo señala las tumbas B3 y B4 mientras que el azul marca el Conjunto B49-43 (Alzualde et alii, 2007)

Entre los varios aspectos de este cementerio que se han estudiado posteriormente destaca por méritos propios el que tiene que ver con el ADN antiguo (ya enlacé algún artículo en otra ocasión, pero vuelvo a hacerlo ahora para que sea más fácil seguir el hilo de la entrada). Entre los resultados más interesantes de los análisis de ADN mitocondrial (mtDNA) realizados sobre una amplia muestra de restos humanos destaca, a mi entender, la presencia de marcadores genéticos de origen norteafricano en dos individuos. Concretamente, del haplotipo ht17, perteneciente al haplogrupo M1 o, más concretamente y dentro de este último, al grupo M1c, presente en poblaciones actuales de bereberes del noroeste de África (y en las islas Canarias, entre otros lugares). Este haplotipo fue detectado en los restos de los dos individuos encontrados en las sepulturas B3 y B4, un sujeto infantil y otro adulto, muy probablemente emparentados. Ambas tumbas se situaban, una junto a la otra y en paralelo, en el sector B de la necrópolis, cerca del conjunto B29-43 (este dato es importante, como veremos más tarde).

Hay que apuntar aquí que los análisis de ADN del cromosoma Y (el que, por razones obvias y al contrario de lo que ocurre con el mitocondrial que sólo es transmitido por vía materna, pasa únicamente de padres a hijos/as) realizados a numerosos individuos enterrados en la necrópolis han ofrecido resultados negativos en lo que a "genes bereberes" se refiere. Conviene recordarlo porque podría ser un detalle muy importante.


Tumbas B3 y B4 (Azkarate, 1999)


Volviendo al ADN mitocondrial, la presencia de esos marcadores genéticos de origen norteafricano en Aldaieta permitió a los investigadores sacar una importante conclusión: que la necrópolis no tenía nada que ver con la invasión del año 711, ya que la su "vida" terminaba unas décadas antes de esa fecha. Por tanto, ese linaje mitocondrial habría arribado a la Península en otro momento histórico anterior, convirtiéndose Aldaieta en el principal apoyo de quienes defienden una llegada de gentes desde el norte de África en la Prehistoria. Y así quedó el tema.

En el año 2010 asistí en Vitoria al Coloquio Internacional "Vasconia en la Alta Edad Media. 450-1000" y allí, en una de las conferencias (creo recordar que en la de J. J. Larrea) se hizo mención a un hallazgo en Aldaieta (mejor, a la reinterpretación de un objeto recuperado en la excavación) que podría suponer un cambio importante en la interpretación de la necrópolis, concretamente de su cronología; y más concretamente aún, del final de su uso como lugar de enterramiento. El conferenciante, al hablar de los anillos con inscripciones en caracteres cúficos y con leyendas islámicas recogidos en las necrópolis pamplonesas de Argaray (excavada hace un montón de años) y de la Casa del Condestable (objeto de una intervención entonces muy reciente), citó la existencia de algo similar en Aldaieta: un anillo con una inscripción de ese tipo o que imitaba las inscripciones de ese tipo. Y todo ello en el contexto de su explicación acerca del cambio en los "objetos de prestigio" que acompañaban a los miembros de las elites vasconas a la tumba en el siglo VIII, donde las armas o los materiales de procedencia norpirenaica habían dado paso a esos anillos que mostraban sus vínculos con el nuevo poder surgido en la Península tras la invasión de 711.

En cuanto tuve oportunidad (en uno de los turnos destinados a ello) le pregunté a A. Azkarate por el asunto del anillo, por cómo podía cambiar sustancialmente la cronología manejada para la necrópolis y por su posible relación, si es que la tenía, con los dos individuos con marcadores genéticos africanos. Lo que me contestó, de forma muy resumida, fue más o menos ésto: que el asunto estaba aún en estudio y no era seguro al cien por cien, que el anillo era muy parecido a uno recuperado en una de las tumbas de la Casa del Condestable, que en esa necrópolis pamplonesa había anillos con inscripciones cúficas y anillos con inscripciones que imitaban las cúficas y que la pieza de Aldaieta procedía del mismo sector que los muertos con ht17. Sabiendo esto, al volver a casa cogí la monografía y di rápidamente con él. Es éste:

Anillo con posible inscripción cúfica o pseudo-cúfica (Azkarate, 1999)

Se trata de un anillo de plata con una inscripción incisa que procede del conjunto de enterramientos B29-43, sin que, por las peculiaridades de este tipo de agrupaciones de muertos, pueda saberse a cuál de los 15 inhumados acompañaba (ése es el número de los que estaban revueltos y sin orden, mientras que el B43, que parece haber sido la "tumba fundacional", se localizó en conexión anatómica y pudo asignársele el ajuar funerario que le pertenecía). En su momento, la inscripción del chatón fue "leída" al revés de como aparece en la imagen e interpretada como la esquematización de un cuadrúpedo. Vista ahora "al derecho" lo cierto es que sí que se da cierto aire a algunas inscripciones árabes presentes en otros anillos.

 
Conjunto B29-43 (en enterramiento B43 falta en el plano, ya que fue dibujado y estudiado aparte en la monografía) (Azkarate, 1999)

Llegados a este punto y después de esta laaaarga introducción, toca especular. Sé que lo que voy a escribir a continuación se asienta sobre bases bastante endebles, pero creo que es interesante plantearlo. Vamos allá.

Si se confirma que el anillo porta, en efecto, una inscripción en caracteres cúficos (o que los imita) tendríamos que admitir que, con toda probabilidad, la última fase de uso de la necrópolis no termina en las últimas décadas del siglo VII sino que se adentraría en el VIII, más allá del año 711 (quizá bastante más allá...). Es muy difícil, por no decir imposible, que una pieza de ese tipo hubiese llegado a la Península antes que las tropas de Tarik y, además, contamos con el paralelo de los "anillos cúficos" navarros y de sus contextos de aparición: necrópolis cristianas del siglo VIII en territorio vascón.

En relación con ello podríamos encontrar una explicación medieval para las peculiaridades genéticas de los individuos B3 y B4. En un contexto del siglo VIII no sólo sus marcadores genéticos serían norteafricanos (que lo son), sino que al menos el mayor de los dos (B4) también lo sería (resulta tentador pensar que nos encontramos ante una madre y un hijo/a, como sugieren tanto la inmediatez de las tumbas como el hecho de que compartan un haplotipo que sólo se transmite por vía materna).

De dar por hecho ambos supuestos tendríamos que aceptar que ese cambio en la forma de representar el estatus mencionado por Larrea también se dio entre la población presente en Aldaieta (lo que tiene bastante lógica, más sabiendo cómo Álava se convierte durante el siglo VIII en un territorio de frontera entre Al-Andalus y el emergente Reino de Asturias). Y que esa población, además de recibir objetos "exóticos" como los anillos con leyendas cúficas (o sus imitaciones), acogió incluso a gentes venidas de más allá del Estrecho. Que ese aporte de población se limite a una sola persona (considerando que su posible hijo/a pudo nacer ya entre los Vascones) y probablemente mujer, podría estar indicando que se trató de un hecho puntual: una captura en una acción armada, un matrimonio para sellar una alianza, una entrega de rehenes para garantizar un tratado...

Y para terminar con la especulación, un último detalle: esa presunta "mujer norteafricana" no fue enterrada siguiendo los preceptos del Islam (en decúbito lateral derecho, mirando hacia La Meca y sin ningún objeto de ajuar). Ambos individuos (B3 y B4) fueron inhumados de una forma común entre los pobladores cristianos de la Hispania del siglo VIII y sin desentonar de otras muchas tumbas "aldaietenses". Se me ocurren dos posibles explicaciones para ello: o era una bereber no islamizada (cristiana o pagana) o su islamización era tan superficial que, al integrarse en su nueva comunidad, abandonó la fe musulmana y pasó a adoptar la de su grupo de acogida (cualquiera de los dos supuestos serviría como argumento para alguna de las discusiones que tuvieron lugar en los comentarios de "Una sangre no tan limpia (2)").

En cualquier caso, lo dicho en estos últimos párrafos no pasa de ser, una vez más y como no me he cansado de repetir, una mera especulación. Una especulación sugerente, sí, pero montada sobre dos "y si" que distan bastante de haber sido confirmados. Para salir definitivamente de dudas sobre este curioso asunto sería necesario, al menos, hacer un estudio del anillo y de  su inscripción que estableciese de forma definitiva (si es que es posible hacerlo) si es o no es lo que parece; y obtener dataciones absolutas mediante C14 de los individuos B3 y B4 (especialmente de este último) y/o realizar análisis sobre su dentición (de los isótopos del Estroncio, por ejemplo) que permitiesen conocer dónde vivieron ambos. Respecto a lo primero, no tengo ni idea de si ese estudio se ha hecho o no, pero que haya transcurrido tanto tiempo desde que "se levantó la liebre" y no hayamos tenido noticias al respecto da que pensar (da que pensar que a lo peor el anillo no porta una inscripción arábiga o pseudo-arábiga y se trata sólo de un motivo decorativo sin más). Y en cuanto a lo segundo, tampoco me consta que esté en marcha, aunque sí que ha habido algún movimiento al respecto. Espero que una Tesis Doctoral que está ahora mismo en redacción (y hasta aquí puedo leer) arroje algo de luz sobre este asunto y termine, para bien o para mal, con estas especulaciones.

25 abr 2013

Enterradas, desenterradas y vueltas a enterrar

Hace unos días recibí la llamada del jefe de la sección de Arqueología del Gobierno de Cantabria avisándome de que unos vecinos de Rucandio (Valderredible) habían dedicado sus vacaciones de Semana Santa a desenterrar sin permiso alguno unas tumbas excavadas en la roca que se encuentran a las afueras del pueblo. Me avisaba por si estaba interesado en visitar el lugar para completar la documentación de mi proyecto "Documentación de necrópolis excavadas en la roca de Valderredible y Las Rozas de Valdearroyo", al que ya he dedicado alguna entrada en el blog, incluyendo la que sirvió para iniciarlo hace más de un año. Tuve que esperar a que el tiempo invernal dejase definitivamente paso a una incipiente primavera, lo cual supuso una semana extra esperando el momento de acercarme a ver las tumbas, pero, por fin, pude contemplar el nuevo aspecto de la necrópolis altomedieval de San Juan.

Tumbas excavadas en la roca de San Juan de Rucandio (Valderredible)
Cuando la documenté en 2011, únicamente se veía la cabecera de una de las tumbas, bastante camuflada por la vegetación que había invadido el lugar en los últimos años. Ahora han quedado a la vista siete tumbas completas y los pies de otra, ocho en total.

San Juan de Rucandio antes y después de la "limpieza"
Tumba 1 en 2011, enmascarada por la vegetación
Tumba 1 en 2013, conserva musgo en las zonas que estaban a la vista en 2011
La zona de la necrópolis que ha quedado a la vista, seguramente una porción de un conjunto mucho más extenso, se asienta sobre un afloramiento rocoso con una ligera pendiente hacia el E, lo que ha obligado a realizar rebajes para acomodar la cubierta de algunas de las tumbas. No se conserva ninguna de las cubiertas. Hay dos tumbas infantiles y el resto son de individuos adultos. El conjunto se organiza en tres "escalones": el superior con una tumba infantil y los pies de otra que no se ha desenterrado por completo; el medio, en el que se disponen cuatro tumbas de adulto; y el inferior, que es el que presenta los rebajes más marcados, con una tumba infantil y otra de adulto. Todas las tumbas son antropomorfas, con el vano para el cuerpo de forma trapezoidal y la cabecera de formas diversas: semircular, ultrasemicircular y, en un caso, cuadrangular. La presencia de tumbas con la cabecera cuadrangular es muy poco frecuente en las necrópolis de Valderredible.

Detalle del grupo principal de tumbas
Tumba infantil con la cabecera cuadrangular
Tumba de adulto con la cabecera semicircular
No disculparé la actuación de quienes, sin autorización e incumpliendo la legislación vigente sobre Patrimonio Cultural, decidieron exhumar estas tumbas. Pero conviene conocer la historia de este yacimiento para entender un poco mejor qué es lo que ha sucedido. Simplemente han intentado devolver al paraje el "aspecto que siempre tuvo". Me explico. Según las informaciones recogidas por R. Bohigas Roldán en su obra Yacimientos arqueológicos medievales del sector central de la montaña cantábrica publicada en 1986: "En el lugar llamado San Juan había una pequeña necrópolis de tumbas excavadas en la roca, de tipo 'olerdolano', en número de ocho a diez. En este lugar había también una ermita dedicada a San Juan, de la que se ha derivado el topónimo. Recientemente las sepulturas han sido tapadas por los escombros producidos por la construcción de una pista de la Concentración Parcelaria, que discurre justamente por encima de la peña en la que se encontraban las tumbas excavadas" (pág. 197). Más que una excavación clandestina, ha sido un mero "desescombro".

Una vista general de la necrópolis "desenterrada" por los vecinos
En poco más de 30 años la necrópolis se ha enterrado, se ha desenterrado y pronto se volverá a enterrar. O al menos esa es la medida que se ha impuesto para dar por zanjado el suceso. Por el camino hemos ganado conocer un poco más sobre esta necrópolis y probablemente hemos perdido la oportunidad de documentarla en una mayor extensión y quizá de ponerla definitivamente en valor.

13 abr 2013

Hidden in the depths

Así comienza el título de la presentación que llevaremos en septiembre a Pilsen (República Checha), a la sesión titulada "The use and perception of caves and rockshelters in early Medieval Europe (400-1200 AD)", dirigida por Knut Andreas Bergsvik y Marion Dowd dentro del "19th Annual Meeting of the European Association of Archaeologists (EAA)".

Se trata de un trabajo conjunto con Pablo Arias y Roberto Ontañón, responsables de la intervención arqueológica en el conjunto de yacimientos de La Garma (Omoño, Ribamontán al Monte), y que se centra en los "enterramientos" (entre comillas porque, realmente, no están enterrados) de la Galería Inferior. Es un nuevo fruto de nuestra colaboración con el Proyecto La Garma, que viene a sumarse a la publicación del broche de cinturón damasquinado y a un póster sobre paleodieta (en el que también participó Ines López) que se presentó el año pasado en un congreso en Vitoria ("Archaeology of farming and husbandry in Early Medieval Ages") y que también tendrá su entrada monográfica en breve en este blog. Y habrá más, sin duda.

Aprovechando que ayer mismo nos han comunicado su aceptación, pongo aquí el título y el "abstract", con su traducción. Y alguna foto para acompañar, cómo no.


Hidden in the depths, far from the people. The funerary context of the Lower Gallery of La Garma and the use of natural caves as burial places in early medieval Cantabria (northern Spain)
(Ocultos en las profundidades, lejos de la gente. El contexto funerario de la Galería Inferior de La Garma y el uso de las cuevas naturales como lugares de enterramiento en la Cantabria altomedieval)

The discovery in 1995 of the remains of five young men dating to the early Middle Ages (7th-8th centuries AD) in the Lower Gallery of La Garma, a place which is only accessible after descending two shafts, 8 and 15 meters deep, provided solid archaeological evidence on the burial use of some natural caves of Cantabria (northern Spain) during the late Visigothic period. Recent excavation of some similar contexts, such as Portillo del Arenal, Las Penas or Riocueva, together with the reanalysis of some formerly known sites, is disclosing a new, apparently heterodox, funerary behaviour in early Medieval times. Moreover, it also includes some other intriguing features, such as the systematic crushing of the skulls of the dead, or the association to the bodies of burned grain. Yet further analysis shows that this kind of funerary context is not restricted to Cantabria. Evidence of these atypical burials can be found in other areas of the Iberian Peninsula and also in other parts of SW Europe. This paper tries to address the causes of such an unusual funerary behaviour. Why were the bodies of some persons hidden in remote areas of natural caves, instead of being buried in ordinary cemeteries? Some hypotheses and further research are proposed.

(El descubrimiento en 1995 de los restos de cinco jóvenes altomedievales -siglos VII-VIII d. de C.- en la Galería Inferior de La Garma, un lugar al que sólo se puede acceder descendiendo dos simas de 8 y 15 metros, proporcionó una prueba sólida del uso sepulcral de algunas de las cuevas naturales de Cantabria a finales de la época visigoda. La excavación reciente de algunos contextos similares, como Portillo del Arenal, Las Penas o Riocueva, junto con la reinterpretación de algunos yacimientos conocidos desde antiguo, está revelando un comportamiento funerario nuevo y, aparentemente, heterodoxo en época altomedieval. Éste, además, presenta otros rasgos interesantes, como la destrucción sistemática de los cráneos de los muertos o la asociación de grano quemado a los cuerpos. Sin embargo, un análisis más detallado muestra que este tipo de contextos funerarios no está restringido a Cantabria. Pueden encontrarse evidencias de estos enterramientos atípicos en otras zonas de la península Ibérica e incluso en otras partes del suroeste europeo. Este trabajo intenta establecer las causas de ese comportamiento funerario tan inusual. ¿Por qué los cuerpos de algunas personas fueron escondidos en zonas interiores de cuevas naturales en lugar de ser enterrados en cementerios corrientes? Proponemos algunas hipótesis y nuevas líneas de investigación)


(Foto P. Saura)

Aún no hemos hecho la presentación y ni siquiera sabemos si el proyecto estará en Pilsen al completo o sólo a medias. Aún así, creemos que lo tenemos todo para triunfar: un título efectista, fotos molonas, un "fondo" sugerente y que se presta al misterio... Todo salvo, quizá, el nivel de inglés hablado de los miembros de la "rama Mauranus" del asunto, que deja mucho que desear (habrá que practicar en estos meses). En cualquier caso, parece un buena oportunidad para abundar en la proyección internacional del proyecto (después de la magnífica experiencia francesa) y para intercambiar ideas y opiniones con gente que quizá se esté enfrentando a problemas similares a los nuestros en lugares situados a miles de kilómetros de aquí.

Seguiremos informando.


8 abr 2013

El uso de las cuevas naturales en Cantabria durante la Antigüedad Tardía y los inicios de la Edad Media (siglos V-X)

El título de esta entrada es el del último artículo que hemos publicado Enrique y yo (en realidad está a puntito de salir), en el número 31 de la revista Kobie (serie Paleoantropología). Como, tras ver el título tampoco es que haya que ser un lince para hacerse una idea de su contenido, me limitaré a dar unas pequeñas pinceladas y a poner alguna de las ilustraciones que lo acompañan. Y a enlazarlo para que, quien quiera, pueda leerlo completo.

Se trata de un breve estado de la cuestión sobre el tema en 2011, inmediatamente antes de nuestra intervención arqueológica en Riocueva y en el que tampoco entran los resultados de la primera actuación del Proyecto Mauranus, en 2010, y sobre la que hay publicación específica a punto de ver la luz. Es un estudio restringido al territorio de la Cantabria actual y donde manejamos un catálogo de 39 cuevas con evidencias de uso entre los siglos V y X d. de C.

Cuevas estudiadas en el artículo

A esa relación de yacimientos le sigue una revisión de su registro material, dividido en varios apartados: los objetos relacionados con el atuendo y el adorno personal, la cerámica, las (armas y) herramientas, otro dedicado a varias categorías menores y un quinto que trata someramente acerca del siempre interesante y enigmático tema de los restos de hogueras y las "marcas negras" (también conocidas en una parte de la bibliografía como "arte esquemático-abstracto" y que merecería varias entradas monográficas).

Guarniciones de cinturón de época visigoda procedentes de yacimientos en cueva del territorio de la Cantabria actual

Y termina con unas breves conclusiones entre las que lo más destacado es la identificación de, al menos, dos tipos muy distintos de yacimientos arqueológicos en cuevas: uno centrado en los siglos VII-VIII, de carácter sepulcral seguro en muchos casos y al que pertenecen prácticamente todos los materiales no cerámicos (y una parte de éstos); y otro en el que sólo hay cerámicas y que, aunque parece que pudiera tener su origen en los siglos anteriores, es mucho más frecuente en las últimas centurias del periodo estudiado.

Como el texto tiene ya unos años (cosas de los retrasos, de los autores y de los editores) hay algunos temas que se tratan de forma distinta a como lo hacemos hoy en día, aunque no esperéis grandes contradicciones. Un buen ejemplo es el de los jarros de bronce hispanovisigodos, aún considerados litúrgicos en el artículo y para los que ahora proponemos también un uso profano, como sabrán los lectores fieles del blog; y hay alguno más. En cualquier caso, a quien quiera comprobarlo por sí mismo y de paso leer el trabajo se lo ofrecemos en primicia.


 Se puede descargar aquí una versión en PDF de la publicación:

 



5 abr 2013

Instrumentos textiles tardoantiguos y altomedievales: ganchos de huso

El gancho de huso (spindle-hook) es probablemente el objeto más característico relacionado con la actividad textil de época tardoantigua y altomedieval en Cantabria. Característico por singular en el sentido literal del término, por raro, ya que es un objeto prácticamente desconocido en la Europa occidental. Después de darle mucha vueltas a la forma y función de los diversos ejemplos conocidos en la región, José Ángel descartó que se tratase de puntas de ballesta deformadas o cualquier tipo de proyectil y lo relacionó con los "garabatos" empleados en algunos husos tradicionales del sur de Cantabria que aparecían recogidos en Hilanderas y tejedoras. El paralelo etnográfico daba sentido al registro arqueológico, ya que en algunos casos estos ganchos estaban relacionados con fusayolas, como sucede en la cueva de Las Penas, o con otros instrumentos textiles, como sucede en la cueva del Portillo del Arenal.

Gancho de huso de Riocueva (Foto: A. Prada)
Se trata de objetos de hierro, de unos 8 cm de longitud y 1-1,5 cm de diámetro máximo, de forma cónica, huecos en la base para poder ensartar el huso, habitualmente de madera, y doblados en forma de gancho más o menos desarrollado en la punta. Sólo hay un ejemplar de aleación de cobre, recogido en la cueva de Cudón. Algunos ejemplares conservan en su interior restos mineralizados de madera. No sabemos de qué forma se combinaban con la fusayola para conformar el huso, de modo que barajamos todas las posibilidades. Es probable que este tipo de husos se empleasen para torcer fibras de lino o lana, ambos materiales están documentados en el registro arqueológico regional.

Posibles combinaciones de gancho y fusayola en el huso
Como sucede con otros objetos relacionados, todos los ejemplares conocidos hasta la actualidad proceden de depósitos en cuevas, muchos de ellos relacionados con contextos funerarios. Cinco de estos ganchos proceden de la cueva de Las Penas, tres de la cueva del Portillo del Arenal, uno de la cueva de Calero II y otro, el único que no es de hierro, de la cueva de Cudón.

Ganchos de huso. Dibujos: A. Serna, excepto Cudón (Alcalde del Río, 1934)
A estos hallazgos ya conocidos y publicados habría que añadir los dos ejemplares recuperados durante la campaña de excavación de 2011 en la cueva de Riocueva, uno de ellos conservado completo y otro roto por la punta.

Ganchos de huso de la cueva de Riocueva (Campaña 2011)
Al margen de los paralelos etnográficos ya mencionados, existen algunos paralelos arqueológicos de época romana y medieval en Europa central y oriental. De Magdalensberg (Austria) procede un ejemplar con enmangue tubular de bronce (Gostencnik, 2000) formalmente idéntico a los de Cantabria. De los niveles medievales de Corinto (Grecia) procede una importante colección de ganchos de huso de bronce con enmangue tubular (Davidson, 1952). De momento, no conocemos ninguno de hierro.

Ganchos de huso de Magdalensberg (Foto: K. Gostencnik)
Gancho de huso de Corinto, siglo XIII (Foto: ASCSA, Corinth Excavations)
En la península Ibérica la única pista que tenemos para seguir el rastro de los ganchos de huso antiguos la encontramos en la villa de La Olmeda (Palencia). En el famoso mosaico del oecus que representa la escena homérica del encuentro entre Aquiles y Odiseo en Scyros se observa cómo una de las mujeres que se sitúan en segundo plano, detrás del héroe de la Ilíada, sostiene en sus manos una rueca y un huso con un gancho en uno de los extremos.

Detalle del mosaico de la villa de La Olmeda (Foto: Domus Pucelae)
De momento, no hemos encontrado ni nadie nos ha dado referencia de ganchos de huso similares a los que aparecen en las cuevas de Cantabria, ni en España, ni en el sur de Francia, que es donde principalmente hemos preguntado. Esperemos contar con algún ejemplo pronto, se nos hace difícil de asimilar que un objeto tan simple y relacionado con una tarea tan común no aparezca en otros contextos arqueológicos del entorno, ya sean de época romana o medieval.

El que esté interesado en el tema, puede encontrar más detalles sobre estos objetos y las referencias completas de los paralelos en el artículo Instrumentos relacionados con la actividad textil de época tardoantigua y altomedieval en Cantabria, publicado en el número 61 de la revista Munibe.

2 abr 2013

En "tierra intermedia"

Helena escrutando las vitrinas de la exposición
El viernes pasado me acerqué con Helena a Bilbao para visitar la exposición "Vasconia, tierra intermedia" y el propio Arkeologi Museoa, que no había tenido tiempo aún de visitar con calma. La muestra, pequeñita pero resultona, ofrece una oportunidad única para disfrutar juntas las mejores piezas de época tardoantigua del País Vasco y Navarra, motivo que por sí solo invita a la visita. Sobre todo porque algunas de estas piezas son sencillamente espectaculares. La gran protagonista de la exposición es la necrópolis de Aldaieta (Nanclares de Gamboa, Alava), a la que acompañan sin desmerecer los ajuares más representativos de otras como las de San Pelayo y San Martín (Alegría-Dulantzi, Álava), las necrópolis de Pamplona (Navarra) o la de Buzaga (Elortz, Navarra).

Colmillo de oso utilizado en un colgante de la necrópolis de Aldaieta
Haciendo un resumen rápido de la visita, debo decir que me gustó mucho el contenido y algo menos el continente. La selección de piezas y las propias piezas son lo mejor de la exposición, con diferencia. No voy a detenerme en exceso en lo apropiado o no del discurso que, como suele ser habitual en este tipo de propuestas, puede resultar para algunos visitantes demasiado especializado. Quizá son más claras y directas las ideas expuestas en el audiovisual, que las que conforman el hilo conductor de la exposición y acompañan a las vitrinas en forma de textos. Y sobre la museografía, me conformaré con comentar que es mejorable: cartelas poco legibles, textos en lugares que dificultan la lectura y, sobre todo, una iluminación que hace poca justicia al material expuesto.

Primera vitrina, un comienzo muy prometedor
Entre las piezas expuestas, las armas son las más llamativas y abundantes, más que nada porque son los objetos más singulares y característicos en estas necrópolis de la "tierra intermedia", y los objetos de adorno personal son los más atractivo. En cualquier caso, casi todo muy "norpireanico" (por no decir merovingio). Bueno, no todo. La cerámica tiene un aire mucho más local. Una lástima que la iluminación sea tan justa. Hay algunos objetos, como la cucharilla decorada de San Martín o el espectacular broche de cinturón de Buzaga, que se ven mal o muy mal.

Francisca de la necrópolis de San Pelayo
Broches de cinturón, el del primer plano de la necrópolis de Pamplona
Un anillo decorado con una figura antropomorfa de la necrópolis de Pamplona
Cerámica de la necrópolis de Aldaieta
Así de mal se ve la cucharilla decorada de San Martín
Uno de los principales aciertos en la gráfica de la exposición es la utilización de una ilustración realizada para la exposición permanente del Arkeologi Museoa por Fernando Baptista, colaborador habitual de National Geographic, que representa una sepultura de un varón adulto con su ajuar. Está inspirada en los ajuares de las necrópolis vizcaínas y aquí se aprovecha mucho mejor que en su emplazamiento original, donde no luce como merece.

Ilustración de Fernando Baptista
Complemento indispensable a la temporal es la visita a la sala de la exposición permanente dedicada a la Edad Media en Vizcaya. Allí se exponen algunas de las mejores piezas de las necrópolis de Finaga (Basauri) y Santimamiñe (Cortézubi), y otros hallazgos como el jarrito de la cueva de Iturrieta (Mañaria) o el broche de cinturón del abrigo de Arrietabaso (Dima). También se reconstruye una tumba de la época y se muestran algunas estelas.

Objetos de las necrópolis de Santimamiñe y Finaga
Francisca de la necrópolis de Finaga
De todo lo que cuenta la exposición, me quedo con una idea que el comisario A. Azkarate expresa en el audiovisual, hablando del descubrimiento de la necrópolis de Aldaieta: no se trata de un unicum, sino de una posibilidad no contemplada en la historiografía. ¿Cuántas "posibilidades" más nos deparará en un futuro no muy lejano el estudio de la Antigüedad Tardía y de la temprana Edad Media?

La "tierra intermedia" os espera, ¡acudid presto! Merece la pena...