25 sept 2019

No estábamos muertos (ni de parranda, por desgracia para nosotros)

Que cada vez resulta más complicado mantener vivo el blog es más que una obviedad: cualquier lector, si es que queda alguno, se habrá dado cuenta de ello. Pero, aunque apenas contemos nada por este canal, no quiere decir que nos hayamos abandonado a la molicie y a la vida regalada (que, bien pensado, tampoco estaría mal, la verdad). Trabajos, hijos y la inexorable vejera (por qué no reconocerlo) tienen la culpa. O al menos una parte: las redes sociales completan el combo mortal anti-blog (aunque yo lleve ya unos cuantos meses con voto de silencio estricto ahí). Pese a todo, nosotros seguimos a lo nuestro, peleando en varios frentes y publicando cosas de vez en cuando. Y precisamente de eso va esta entrada: de contar qué es lo último que ha salido a la luz y avanzar lo que estamos tramando o está en camino de asomar el hocico, negro sobre blanco, en unos meses. 

Asoma la claviculita por debajo de la puerta (un adelanto de lo que está en camino)

Este verano se ha producido lo que podríamos considerar una pequeña lluvia de artículos (no es como la lluvia de albóndigas pero también tiene su cosa). Por orden de antigüedad (aunque no de aparición), hay que empezar por nuestros trabajos en el número XX de la revista de arqueología Sautuola, un especial dedicado, según reza su subtítulo, a "Proyectos de investigación en la arqueología de Cantabria" que lleva fecha de 2015 pero que, por diversos avatares editoriales, ha visto la luz hace un par de meses o así. En ese volumen, más que recomendable por razones tan obvias como la mala salud del blog antes citada, hay un trabajo que condensa las aportaciones del Proyecto Mauranus (ni media vuelta le dimos al título) a la arqueología de la Tardoantigüedad y la Alta Edad Media en Cantabria. Vamos, lo que viene siendo un auto panegírico de manual, de esos que te refuerzan el ego hasta volvértelo de adamantium y te engordan el yo (en este caso, el nosotros) hasta la hipertrofia y más allá. Aunque, cuando lo lees y te paras a pensarlo, tampoco se dice nada en él que no sea cierto, así que tal vez sí que nuestra aportación en ese campo entre 2008 y 2015 (+/- algún año que otro) ha sido la hostia. E si non e vero... En cualquier caso, es mejor que cada cual lo juzgue por sí mismo, así que aquí va el enlace: 


La imagen puede contener: 3 personas, personas sonriendo, personas sentadas
Luciendo la elástica del proyecto en un congreso en Pau, en abril

En el mismo volumen volvemos con uno de nuestros "vicios confesables", las fortificaciones de la Guerra Civil Española en Cantabria (o en una parte de Cantabria), con una puesta al día del estado de la investigación en la costa y la zona oriental (con fecha de 2015, claro, porque la cosa se ha movido bastante desde entonces y ahora sabemos y conocemos el percal bastante más y mejor). En este caso, nuestras augustas personas van de la mano de Manu Castro, David Blanco y Borja Gómez-Bedia, compañeros de (ligeras) fatigas y a pesar de ello amigos, algo que no solo no desmerece el producto final sino que lo mejora de forma significativa (o no, a saber; pero ya es tarde para arrepentirse). Se puede descargar aquí:


Uno de los nidos de ametralladoras inéditos (o casi) de la Línea del Asón

Y aprovechando que la Guerra Civil pasa por Cantabria, cuelo en este punto una tribuna de opinión (en formato "foto hecha con el móvil al periódico", porque soy así de cutre) que me publicó el Diario Montañés el 25 del mes pasado (día de San Ginés, Colindres über alles, ¡mecagüen...!), acerca del tan cautivador como desconocido "Cinturón de Santander", un tema que seguro dará que hablar en un futuro no muy lejano. Como lo hará (bueno, ya lo ha hecho desde su fantasmagórica primera aparición, allá por junio) ese etéreo ente aún no bien definido ni en forma ni en fondo llamado FreSa (Frente de Santander).


De vuelta al Sautuola XX, nuestras aportaciones se cierran con un artículo de Enrique, en solitario esta vez, sobre el tema del que sin duda sabe más que nadie: la génesis y evolución del cementerio medieval en Cantabria. Un nuevo "must read" sobre el asunto al alcance de un click: 


Frigotumbas altomedievales en San Miguel de Aguayo, hace mucho tiempo

Aunque no recuerdo haberlo contado por este medio, el verano pasado (el de 2018) participamos en el congreso internacional 1300 Aniversario del Origen del Reino de Asturias. Del Fin de la Antigüedad Tardía a la Alta Edad Media en la Península Ibérica (celebrado en Oviedo y organizado por APIAA) con una comunicación sobre la que siempre será nuestra "niña bonita", Riocueva. Un resumen de lo que hemos hecho hasta ahora y alguna otra cosilla que hemos deslizado al final, ampliando el foco y metiéndonos, quizá, en un pequeño gran jardín (como ya tuve ocasión de comprobar en la propia presentación, por cierto). El artículo forma parte del último número de Anejos de Nailos (el 5, para ser exactos) y éste es su enlace:


La imagen puede contener: una o varias personas, exterior e interior
Trabajos en Riocueva, en la noche de los tiempos, o casi, también

Y last but not least, tirando de muletilla tan manida como pedante, en un requiebro no demasiado arriesgado volvemos a Sautuola, solo que esta vez al número XXI, para presentar el que sí que es, hasta la fecha, nuestro último trabajo editado (con el paraguas de AGGER esta vez, para no dejar a ninguna de nuestras criaturas huérfana de publicaciones, y firmado por Enrique y por mí). Se trata de un pequeño artículo acerca de la historia de la investigación sobre Monte Bernorio y del desconocido e importante papel jugado en ella por Ángel de los Ríos, el tan amado por Enrique "Sordo de Proaño", pionero en tantas cosas y una de las figuras más insignes de la historiografía y la arqueología montañesas (además de un personaje de novela, como dejó más que claro Pereda en "Peñas arriba"). Realmente llama la atención la clarividencia del tipo y cómo, de su mano mayor, adelantó muchas de las cosas que hoy en día estamos proponiendo algunos investigadores con el apoyo de la arqueología. Nada mejor que leernos para comprobarlo:


Amurallamiento del castellum romano de Monte Bernorio

Esto en cuanto a lo publicado y colgado en la red. Cocinados y a la espera de ver la luz (sine die aún y, presumiblemente, de forma escalonada) tenemos, que recuerde ahora, un espectacular revuelto de broches damasquinados con infusión de misterio misterioso, una nueva reducción de Riocueva al Mauranus y un aire de asedio romano con pétalos de tesoro y chispas de poliorcética astur del que ya se ha dado un avance y que, por esas míticas causas ajenas a nuestra (y, suponemos que, su) voluntad, ya se está retrasando demasiado; aunque acaban de comunicarnos que falta tirando a poco (según se mire lo del poco, claro).  

En lo inmediato, estamos ultimando la presentación sobre La Cabaña (¡legionarios, legionarios everywhere!) que llevamos, vestidos de AGGER, de nuevo, y junto a Rafa Bolado, en un par de semanas al congreso internacional La Violencia en la Historia, que organiza Zamora Protohistórica en Salamanca y en la que pasamos de Augusto a Mussolini y de los romanos legítimos y acreditados del primero a los neo-romanos fascistas del segundo en un abrir y cerrar de ojos. 

Tarjeta de propaganda italiana de la Guerra Civil, con legionarios romano y mussoliniano

El mismo Rafa Bolado, por cierto, que nos ha fichado a Enrique y a mí como co-directores (esa figura tan absolutamente molona) para su proyecto El Uso de las Cuevas Durante la Edad del Hierro en Cantabria, una traslación del "Método Mauranus" al final de la Protohistoria en ambientes subterráneos y que promete mucho y bueno (por activa o por descarte, eso ya se verá) en los próximos meses. De momento ya ha conseguido hacernos un going underground (dos, en mi caso, el primero al límite de la vida y la cordura, su puta madre) que reíos del de los Jam... Y hablando de fichajes, si quisiera fardar aquí y ahora os hablaría en este punto de otra oferta (más que aceptada, por supuesto) de colaboración en un proyecto que pinta mucho más mejor que bien y que parece llamado a marcar un antes y un después en un tema que nos apasiona. Pero, tirando de nuestra proverbial modestia, no diré nada al respecto. Todo llegará. Igual que llegará (o eso parece) en cuestión de días una salida de campo y campamento por esos montes dejados de la mano de Júpiter donde, junto a Eduardo Peralta, seguimos sacando a la luz uno de los conjuntos militares de campaña romanos más espectaculares de la Península (y del mundo, diría yo, ya puestos a tirarnos el rollo, aunque sea rigurosamente cierto).

Con Rafa Bolado en El Covarón, a 1.000 o 2.000 grados centígrados, jugándonos el tipo 

Por lo demás, bien. Seguimos vivos y dando guerra, que no es poco a estas alturas. Yo voy con lo mío, piano piano, aunque me temo que me va a caer encima todo el peso de los plazos de la administración y tendré que reinventarme para poder ser doctor algún día. Aunque confío en un repentino golpe de suerte y no voy a adelantar acontecimientos. Los dioses proveerán. O no. A saber. 

En cuanto al blog, vuelvo a hacer propósito de enmienda e intentaré mantenerlo vivo, aunque no prometo nada. Un poco de suspense nunca viene mal.