8 abr 2013

El uso de las cuevas naturales en Cantabria durante la Antigüedad Tardía y los inicios de la Edad Media (siglos V-X)

El título de esta entrada es el del último artículo que hemos publicado Enrique y yo (en realidad está a puntito de salir), en el número 31 de la revista Kobie (serie Paleoantropología). Como, tras ver el título tampoco es que haya que ser un lince para hacerse una idea de su contenido, me limitaré a dar unas pequeñas pinceladas y a poner alguna de las ilustraciones que lo acompañan. Y a enlazarlo para que, quien quiera, pueda leerlo completo.

Se trata de un breve estado de la cuestión sobre el tema en 2011, inmediatamente antes de nuestra intervención arqueológica en Riocueva y en el que tampoco entran los resultados de la primera actuación del Proyecto Mauranus, en 2010, y sobre la que hay publicación específica a punto de ver la luz. Es un estudio restringido al territorio de la Cantabria actual y donde manejamos un catálogo de 39 cuevas con evidencias de uso entre los siglos V y X d. de C.

Cuevas estudiadas en el artículo

A esa relación de yacimientos le sigue una revisión de su registro material, dividido en varios apartados: los objetos relacionados con el atuendo y el adorno personal, la cerámica, las (armas y) herramientas, otro dedicado a varias categorías menores y un quinto que trata someramente acerca del siempre interesante y enigmático tema de los restos de hogueras y las "marcas negras" (también conocidas en una parte de la bibliografía como "arte esquemático-abstracto" y que merecería varias entradas monográficas).

Guarniciones de cinturón de época visigoda procedentes de yacimientos en cueva del territorio de la Cantabria actual

Y termina con unas breves conclusiones entre las que lo más destacado es la identificación de, al menos, dos tipos muy distintos de yacimientos arqueológicos en cuevas: uno centrado en los siglos VII-VIII, de carácter sepulcral seguro en muchos casos y al que pertenecen prácticamente todos los materiales no cerámicos (y una parte de éstos); y otro en el que sólo hay cerámicas y que, aunque parece que pudiera tener su origen en los siglos anteriores, es mucho más frecuente en las últimas centurias del periodo estudiado.

Como el texto tiene ya unos años (cosas de los retrasos, de los autores y de los editores) hay algunos temas que se tratan de forma distinta a como lo hacemos hoy en día, aunque no esperéis grandes contradicciones. Un buen ejemplo es el de los jarros de bronce hispanovisigodos, aún considerados litúrgicos en el artículo y para los que ahora proponemos también un uso profano, como sabrán los lectores fieles del blog; y hay alguno más. En cualquier caso, a quien quiera comprobarlo por sí mismo y de paso leer el trabajo se lo ofrecemos en primicia.


 Se puede descargar aquí una versión en PDF de la publicación:

 



4 comentarios:

  1. Enhorabuena por el trabajo, ya que para alguno de nosotros resulta siempre gratificante los esfuerzos de síntesis. Creo sinceramente que puede llegar a ser un trabajo de referencia, pues logra poner en relación una realidad histórica compleja, y hasta la fecha poco conocida.
    Igualmente, me congratulo con la visión otorgada al desarrollo e implantación de la aculturación cristiana (diréis que siempre con la misma cantinela): "Aunque estamos hablando de un momento y de unas comunidades rurales que seguramente eran cristianas, la presencia de gestos y ceremonias de tipo mágico y supersticioso es algo habitual en la Tardoantigüedad y los inicios de la Edad Media".

    Aunque no me queda claro la afirmación de que estas creencias "no tienen por qué estar relacionadas ya en esta época con el paganismo clásico o con las religiones prerromanas..". Dichas prácticas deben proceder de una tradición arraiga entre los rusticos, probablemente ajena o lejana a la dinamización cultural que conocieron las urbes (el mismo cristianismo se expandió a través de las ciudades del Imperio), en donde era más probable la asimilación de nuevas creencias y costumbres. El poso cultural de la tradición de las poblaciones rurales con prácticas como los augurios, encantamientos y supersticiones bebe de la cultura indígena de corte celta, a la que se le suma la influencia secular del paganismo clásico. Con ello no asumo que estén vigentes en los siglos Tardoantiguos, pero si que poseen una conexión, en cuanto que son síntomas de unos panteones y unas creencias para aquel momento en claro declive o, más bien, desaparecidas.

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    1. En realidad se trata de una versión bastante "acortada" de aquél que íbamos a hacer para Antigüedad y Cristianismo y del que hablábamos en la entrada dedicada a Echegaray.

      En cuanto al tema del cristianismo-paganismo, quizá la forma en que escribimos las cosas haga que parezca que nuestra postura es mucho más "radical" de lo que realmente es. La idea que manejamos es, precisamente, la que citas; la de unas comunidades rurales cristianas, pero "de aquella manera": lejos de una ortodoxia que sólo llegará muchos siglos después y plagadas de prácticas y costumbres precristianas (creemos haber identificado alguna, como ya sabes, y estamos tras la pista de lo que puede ser un más que interesante precedente muy antiguo); lo que no quiere decir que fuesen "paganos" en la forma en la que se planteó desde posturas indigenistas hace unas décadas (y quizá, por tratar de dejar eso claro, parezca que nos vamos al otro extremo cuando en realidad no es así). Tendremos que "pulir" un poco los términos que utilizamos, supongo.

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  2. Bueno, hoy me encuentro participativo con este blog (del que me reconozco seguidor)....
    La cuestión que os planteo, creo que ya os la hice llegar en la charla celebrada en el centro social de ADIC.
    Me refiero a las evidencias materiales de síntomas suntuarios (armamento, broches damasquinados, jarritos, otros). Estos ajuares están siendo desvinculados de su adscripción militar y guerrero para considerarlos muestras de status, de valor símbolico y rango social. Creo que no hace falta que me extienda con bibliografía en este aspecto.
    Mis dudas se encuentran en el elevado volumen de este tipo de objeto junto con su hallazgo en receptáculos como son las cuevas.
    José Avelino Gutierrez afirma (como recogéis en el artículo) que estas prácticas extravagantes pueden interpretarse como enterramientos privilegiados de miembros de una élite local, a modo de los enterramientos principescos en barcos y cámaras del Norte de Europa y Escandinavia (p.e. Sutton Hoo).
    ¿Los casos estudiados por vosotros pudieran ser enterramientos de individuos no maduros , ni seniles víctimas de alguna epidemia (acaecida durante los ss. VII - VIII) pertenecientes a élites locales? ¿Pudiera ser una formula de ostentación social y muestra de privilegio destinado a unos elegidos, frente a una pandemia?. ¿Los "enterrados" en las cuevas sería por tanto los descendientes o familiares de los "chiefdom"?

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    1. Mirándo esas cuevas como conjunto podría sostenerse lo de la abundancia de "objetos de prestigio". Sin embargo, si vamos caso por caso, la imagen es distinta y yo la idea que saco es que en esos enterramientos podrían estar representadas todas las "clases" (serían bastante "transversales"). Creo que un ejemplo significativo al respecto sería el de la Galería Inferior de La Garma, donde hay un individuo con un broche de cinturón damasquinado (que podríamos considerar o no un "objeto de prestigio", aunque eso sería otro debate) y cuatro que no tienen nada, aparte de unos restos de remaches de cobre y de un extraño (y no identificado) objeto de hierro.

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