Si en la
anterior entrada realizamos una descripción general del cementerio y de su organización espacial, en esta ocasión vamos a mostrar las características más destacadas de las tumbas que lo componen.
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El autor de la entrada dibujando unas tumbas (Foto: GAEMArqueólogos) |
Las
tumbas que se han excavado son todas
de lajas, con la caja de planta rectangular o, más
raramente, ligeramente trapezoidal. Están construidas con losas de
arenisca del entorno, una materia prima de gran calidad que ha permitido
conformar piezas de hasta 3-4 cm de grosor y 230x100 cm de tamaño
máximo. Son bastante frecuentes la
cubiertas monolíticas, empleadas en
un tercio de las tumbas. La impresión general es que se ha intentado
construir con el menor número de lajas posible: una en la cabecera, una
en los pies, una en cada lateral y una de cubierta, aunque hay casos en
los que la cubierta está compuesta por media docena de lajas o más.
Existen algunos casos en los que sólo se colocan las lajas de cabecera y
de los pies, quedando los laterales sin delimitar o delimitados por
algunos bloques que no definen la caja por completo.
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Tumbas con cubierta monolítica |
Una
característica singular en la conformación de algunas
tumbas es la
utilización de una
doble cubierta, con la inferior colocada directamente
sobre la caja y la otra encima, bien apoyada directamente sobre la
primera, o separada de ella por una capa de tierra de espesor de espesor
variable que en algunos casos llega a los 30-40 cm. En ocasiones la
laja de cabecera o de los pies sobresale de la caja y sirve de apoyo
para la cubierta superior. Hay 25 tumbas con doble cubierta.
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Proceso de excavación de una tumba con doble cubierta |
Por otro
lado, se ha identificado una
tumba geminada: dos cajas que
comparten una laja central que sirve como cierre lateral interior para ambas. Aunque no es un tipo de estructura excepcional, tampoco es habitual. La
construcción simultánea no implica necesariamente que se trate de dos sepulturas realizadas al mismo tiempo, pero es muy probable que fuese así. También es probable que existiese un vínculo familiar entre las personas enterradas.
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Tumba geminada después de su excavación |
Ya hemos hablado
en otras ocasiones sobre la costumbre de fijar la cabeza del difunto de manera que dirija su mirada hacia el cielo o hacia el horizonte, orientado hacia el este. El uso de
orejeras para sujetar la cabeza es poco frecuente,
sólo aparece en 12 tumbas. En dos de los casos se han colocado bloques cuadrangulares que encajan en las
esquinas superiores de las tumbas, dando al interior de la caja una
silueta antropomorfa. En otra tumba aparece una piedra a modo de
almohadilla craneana. Aunque es una tema en estudio, parece que el empleo de elementos para sujetar la cabeza en las tumbas se hace más común en momentos avanzados de la Alta Edad Media, al menos en Cantabria. En líneas generales, parecen más frecuentes a partir de los siglos X-XI que en el periodo anterior.
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Cabecera con orejeras para encajar la cabeza del difunto |
Es difícil establecer con seguridad una
cronología para este cementerio. Todo parece indicar que
pudo tener sus orígenes en los siglos VIII-IX y que dejó de utilizarse antes del siglo XII. Las características en común que tiene Respalacios con El Conventón de Rebolledo (también conocido como Camesa-Rebolledo), un cementerio en el que sí se han podido realizar algunas dataciones absolutas, son el principal argumento para sostener esta cronología temprana.
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Los resultados de esta excavación están recogidos en el artículo
"Actuaciones arqueológicas en la ermita y la necrópolis medieval de Respalacios (Villordún, Cantabria)", publicado en la revista
Sautuola.
Ahora mismo (23:15) sólo falta una visita para hacer las 5.000. Habrá que celebrarlas cuando lleguen, ¿no?
ResponderEliminarQué deque recuerdos....
ResponderEliminarLos buenos compañeros deque trabajo no se olvidan de fácilmente. Cada vez que pidas a alguien un clavo, vendrá a tu cabeza "pásame el depincho, pásame el depincho..."
EliminarQué deque momento....el depincho....
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