La que es, sin ningún género de duda, la mejor representación gráfica de un oso que haya creado nunca una mano humana se encuentra (mejor dicho, se encontraba hasta que se la llevaron de malas maneras a los "States") en la iglesia soriana de San Baudelio de Berlanga (quien no la conozca no tiene perdón de Dios; al menos no del dios de los cristianos). En esa pintura del siglo XII (la iglesia es del XI, la decoración pictórica un siglo posterior) el concepto "plantígrado" aparece ante nosotros en todo su esplendor. Una joya incomprendida del arte románico y, por qué no decirlo, universal.
Interior de la iglesia de San Baudelio de Berlanga
Amaya, extasiada, mirando al techo. Al fondo, junto a la puerta, la impronta del oso.
"Coño, el oso en persona" (Fotografía de M. Poza Yagüe)
La historia de las pinturas y su expolio es un claro ejemplo de lo que era este país (que ya no se llama "este país", que se llama España) hasta no hace tanto tiempo. Afortunadamente, en ese sentido nos hemos civilizado bastante y todo ha cambiado a mejor: son mejores los curas y obispos, los funcionarios de todo tipo y pelaje y, sobre todo, somos mejores (en general) los ciudadanos. A falta de la imagen original, hay una reconstrucción virtual bastante buena y que nos permite imaginar cómo de espectaculares fueron las pinturas.
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