17 may 2012

Cuestión de ollas

Aunque en Cantabria el gran estudio sobre la cerámica de época visigoda está por hacer (tirando de tópico...), cada vez están mejor definidas sus características gracias a los hallazgos y estudios más recientes.

La cerámica de época altomedieval fue objeto de atención durante la década de 1980 y se publicaron un buen número de trabajos en los que se definieron sus principales atributos formales y tecnológicos, así como su evolución desde los siglos VIII-IX hasta la época bajomedieval. Incluso se han identificado algunos centros de producción y en los últimos años se ha logrado afinar su atribución cronológica gracias al empleo de la datación absoluta. El momento inmediatamente anterior, sin embargo, únicamente fue objeto de un ensayo de síntesis en el trabajo de R. Bohigas y A. Ruiz "Las cerámicas visigodas de poblado en Cantabria y Palencia", aunque la labor investigadora en este campo no ha tenido continuidad.

A partir de la década de 1990 se han multiplicado los hallazgos y las atribuciones de material cerámico a la Antigüedad Tardía, en la mayor parte de los casos procedente de cuevas, muchas de ellas con contextos sepulcrales de esta época (Las Penas, Portillo del Arenal, Riocueva, etc.). Ante la ausencia de estratigrafías y de otros elementos que contribuyan a fijar la cronología, se ha tenido que recurrir a al datación directa del material empleando la termoluminiscencia. Por desgracia, es una técnica efectiva para determinar una atribución genérica, pero poco útil para definir con precisión el momento de producción de las vasijas, ya que el margen de error es algo elevado para establecer cronologías en época histórica. En cualquiera caso, en los últimos años se ha progresado de manera significativa en la caracterización de las producciones cerámicas desarrolladas durante los siglos VI-VIII.

Existen algunos ejemplos de cerámica fina tipo terra sigillata tardía (Forma 37 t con decoración de grandes círculos) cuya datación podría llegar hasta el siglo VI en Flaviobriga (Castro Urdiales), en el entorno de la iglesia de San Andrés de Rasines o en Santa María Hito, aunque es preferible englobarlos en la romanidad tardía. No obstante, en la cueva de Los Hornucos aparece un fragmento de cerámica de este tipo junto con hallazgos más tardíos, lo que plantea la necesidad de profundizar en el estudio de las últimas producciones cerámicas de época romana en Cantabria para aclarar algunas dudas.

Tabla de formas de la cerámica común de los siglos VI-VIII en Cantabria


Pero, insistimos, la mayor parte de las vasijas que se datan a partir del siglo VI son ceramica común y concretamente ollas fabricadas a torneta y con cocciones irregulares. Hay alguna orza y alguna tinaja, pero siguen siendo formas cerradas, con el cuerpo de tendencia globular y el fondo plano, muy similares a las ollas.

Olla con asa de la cueva del Portillo del Arenal (Foto: Archivo CAEAP)
Olla de la cueva de Cudón fechada en torno al siglo VII (Dibujo: A. Serna)
Vista frontal y lateral de una olla con vertedera de Riocueva,  finales del siglo VII o principios del siglo VIII
Olla de la cueva de Las Penas, comienzos del siglo VIII (Dibujo: A. Serna)
Ya sea sin asa o con asa, en ocasiones con pico vertedor, con el labio biselado o plano, con la pared lisa o decorada con ondas, la olla es la forma predominante en el repertorio cerámico. No se conocen botellas, platos, cuencos... ni siquiera jarras. Y los últimos hallazgos siguen apuntando en la misma dirección, como sucede en Riocueva. Por el momento, a la espera de encontrar algún poblado u otro tipo de contexto en el que haya alguna forma diferente, nos tenemos que conformar con lo que nos ofrecen las cuevas: ollas, ollas y más ollas.



3 comentarios:

  1. Vaya rima más mala que tiene el título de la entrada...

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  2. Si la entrada me parece magnífica, lo que pasa es que mi cerebro de hombre no puede evitar hacer la rima. Así de básico que es uno, qué le vamos a hacer.

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