10 may 2012

Damasquina, que algo queda (2): animalucos

Como había que hacerlo de alguna manera y ésta parece la más sencilla, hemos dividido, siguiendo a Palol (1957), los ejemplares de broches de cinturón con decoración damasquinada del territorio peninsular y Septimania en tres grandes categorías. La primera (y que ocupa esta entrada) es la de las piezas con motivos de animales. Las otras dos son las formadas por placas con decoración (más o menos) geométrica y la que incluye los ejemplares raros y difíciles de clasificar, respectivamente. Vayan por adelantado las disculpas por la desigual calidad de las imágenes que ilustran este texto (y extiéndase a las dos entradas sobre este tema que faltan): se ha hecho lo que se ha podido para encontrarlas y en algunos casos no ha sido en las mejores condiciones. Pero es lo que hay.

Curiosamente, todos los broches con decoración figurada (los ejemplares de Loja, Los Goros, Montou, de algún lugar de Madrid y conservado en el MAN, La Almagra, Yecla de Silos, Monte Cildá  y Las Penas) presentan motivos animales. Concluir de qué bichos se trata ya es otra cuestión, como veremos. 

La mayor parte de ellos (los cinco primeros de la lista anterior) tienen una serie de características comunes que permiten agruparlos sin demasiada dificultad: un extremo distal circular muy marcado en el perfil de la placa, con un apéndice y en cuyo interior se dibuja uno de esos animales mirando a la izquierda; y un cuerpo central rectangular, más o menos estrangulado, en el que aparecen entre dos y cuatro cuadrúpedos similares más. En todos los casos la técnica utilizada ha sido la misma y ha consistido en el chapado de la placa con una fina lámina de latón dorado en la que se han recortado las figuras, cuyos detalles se han señalado embutiendo hilos de plata en el hierro. A continuación hemos propuesto una ordenación cronológica para las piezas, atendiendo a la decoración de sus cuerpos centrales. Quizá la más antigua de todas sea la de Loja, en la que el número de animales es de cuatro y el situado más a la izquierda tiene la cabeza girada, mirando a la derecha. En las de Los Goros y Montou, por su parte, el número de animales se ha reducido hasta llegar únicamente a dos, de los que el más cercano a la zona de articulación de la hebilla mantiene esa postura diferente: en el primer caso con la cabeza girada y en el segundo con todo el cuerpo orientado hacia la derecha. Finalmente, en los ejemplares del MAN y de La Almagra, la composición se ha simplificado bastante y los dos únicos cuadrúpedos presentes miran ambos hacia la izquierda.


Broche de Loja (Granada) (Fotografía: De la Torre Castellano en Ceres, Colecciones en Red)

Broche de Los Goros (Álava) (Fotografía: Euskomedia)

Broche de Montou (Pyrénées Orientales) (Fotografía: Kotarba et alii, 2007)

Broche conservado en el MAN (Madrid)

Broche del Cerro de la Almagra (Murcia) (Fotografía: González Fernández y Fernández Matallana, 2007)

¿Cuáles son los animales representados? ¿Ciervos? ¿Gacelas? ¿Grifos? ¿Caballos? ¿Perros? Imposible asegurarlo, aunque, no sería extraño que todos (que son todo lo dicho antes y a la vez nada de ello) remitan a algún tipo de simbología cuyo significado se nos escapa: sería demasiada casualidad un motivo tan similar y recurrente si no hubiese algo detrás. En cuanto a su procedencia, la del de Loja se desconoce, los de Los Goros y Montou proceden de sendos hallazgos en cueva, mientras que para el conservado en el MAN se ha barajado que tenga su origen en alguna necrópolis, aunque sin que haya plena certeza. Finalmente, del del cerro de La Almagra se sabe que se localizó en el interior de una ciudad, aunque sin mayores detalles. 

Bastante alejado de las características del grupo que acabamos de ver, tanto morfológica como decorativamente, el broche de Yecla de Silos es un caso único dentro de los de este tipo. La placa tiene forma de U ligeramente estrangula y todo su perfil está recorrido por numerosos apéndices (más grande el del extremo distal) que le confieren un aspecto "dentado". En cuanto a la decoración, una orla perimetral con roleos recorre toda la placa y enmarca una composición simétrica de dos animales enfrentados a un arboriforme. No nos entretendremos demasiado acerca de este motivo y sus paralelos, pero sí que merece la pena señalar su parecido, salvando las distancias, con los del broche de hueso de la necrópolis de Santa María de Hito, tradicionalmente considerado mozárabe pero para el que hemos propuesto (y antes y después que nosotros otros investigadores) una fecha de época visigoda. Únicamente hay que mencionar que, de nuevo en este caso, resulta imposible identificar de qué animales se trata, aunque podría tratarse de algún tipo de cánido (¿lobos? ¿perros?). 

Broche de Yecla de Silos (Burgos) (Fotografía: González Salas, 1945)

Este broche procede de un asentamiento en altura de tipo castro (aunque ahora mismo no recuerdo si realmente apareció en la cumbre fortificada o en una de las casas localizadas en un cañón situado a sus pies).

Tanto la pieza de Monte Cildá como la de Las Penas pueden considerarse como a medio camino entre las que presentan decoración animal y las que tienen motivos geométricos. La primera tiene el perfil típico de los broches liriformes de los siglos VII-VIII, así como unas características divisiones internas y unas orlas con decoración geométrica que lo relacionan indudablemente con ese tipo de producciones. Sin embargo, comparte con el primer grupo de broches damasquinados que acabamos de ver la presencia de un cuadrúpedo inclasificable en su extremo distal circular. Su decoración se completa con una cruz en la zona proximal.

Broche de Monte Cildá (Palencia) (Fotografía: Pérez Rodríguez-Aragón, 2006)

El broche fue recuperado durante las excavaciones llevadas a cabo en Monte Cildá, un emplazamiento fortificado de tipo castro.

La de Las Penas, por su parte, presenta semejanzas con la de Yecla de Silos, pues tiene un marcado perfil en U y la decoración de su cuerpo central consiste en un único animal (¿carnero?) enfrentado a un arboriforme. Como elemento novedoso vemos en esta ocasión que en la zona distal la decoración ha marcado un espacio circular (inexistente en el perfil) en el que se enmarca una cruz potenzada. La presencia de este símbolo cristiano la relaciona tanto con el ejemplar de Monte Cildá como con alguno de los que veremos en una próxima entrada. Sobre esta pieza, sus características morfológicas y su decoración trataremos en una entrada monográfica, en la que daremos a conocer algunos detalles muy interesantes y que no han sido publicados ni mencionados antes. Únicamente queda señalar que fue recuperada en un contexto sepulcral en cueva.

Broche de Las Penas (Cantabria) (Fotografía: Serna y Valle)

Para terminar, dos breves valoraciones de conjunto. La primera, a riesgo de ser pesado, la cronología del siglo VII avanzado o ya del VIII de todas estas piezas. La segunda y quizá más importante (y que se repite en el resto de broches con decoración damasquinada), su dispersión geográfica por todo el territorio del Reino de Toledo, desde el sur-sureste (Loja, La Almagra) hasta el norte (Los Goros, Yecla, Cildá, Las Penas), pasando por el centro (la del MAN) y llegando hasta el sureste de Francia (Montou). Sin relación directa, por tanto, con las producciones damasquinadas merovingias de las que vimos algunos ejemplos en la primera entrada de la serie.










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