8 mar 2012

¿Descarnadores? Una nueva interpretación para un tipo de útiles olvidados (1)

Decíamos ayer, a propósito de los materiales metálicos de la cueva de Los Goros (Álava), que la identificación del objeto antes conocido como "podadera" como un "descarnador" suscitaba numerosos interrogantes. Y decíamos también que volveríamos sobre él para exponer esas cuestiones y tratar de encontrar respuestas válidas para ellas. En estas entradas trataremos de hacer ambas cosas.
"Descarnador" de la cueva de Los Goros
La pieza en cuestión es una fina lámina de hierro de grosor uniforme y, por lo tanto, sin filo. Su cuerpo principal, de unos 20 cm. de longitud, tiene un lado superior recto, mientras que el inferior es marcadamente cóncavo, estando su curva delimitada por dos salientes triangulares a modo de "picos". De los extremos de ese cuerpo principal surgen dos apéndices más estrechos, perdidos casi completamente en este ejemplar. Por otros (como veremos a continuación) sabemos que esos apéndices siempre son iguales: uno redondeado y el otro cuadrangular con las esquinas redondeadas. Otra característica importante y que se repite en todos los casos conocidos es que presenta una serie de pequeños orificios alineados a lo largo del borde superior del cuerpo principal. Se trata de algún sistema de sujeción a algo, aunque los orificios parecen demasiado pequeños como para albergar remaches o roblones.

Objetos similares al de Los Goros habían sido localizados en yacimientos de época visigoda ya desde antiguo, como en las necrópolis de Madrona (tumba 214) o Carpio de Tajo (tumba 172). En el primer caso fue identificado como un "falce de hierro" mientras que en el segundo se mencionaban "dos placas de hierro pertenecientes a un útil". En ambos yacimientos se trataba de los únicos materiales presentes en las respectivas sepulturas de las que procedían.

Al identificar el ejemplar de Los Goros como una "podadera curva" Palol menciona como paralelos otros muy similares recuperados por él en la excavación del poblado de El Bovalar, en Serós (Lleida). El número de estas piezas (inéditas) sería muy elevado, tal y como se señala en la publicación de la de la necrópolis catalana de Palous (tumba 4), en Camarasa. Es en este trabajo cuando, a partir de paralelos etnográficos subactuales, se identifican este tipo de piezas como "cuchillos de descarnar", como herramientas utilizadas en el curtido de las pieles. Hay que señalar que el parecido es importante, aunque también existen algunas diferencias, como puede apreciarse en la siguiente imagen.

"Hierro de descarnar" de cronología subactual

El pretendido "descarnador" de Palous apareció en estrecha relación (más bien íntima: el uno sobre el otro) con un broche de cinturón liriforme en la zona de la cabecera de la tumba. Sobre su superficie se encontraron restos mineralizados de madera y de piel, los segundos por todo él  y en ambas caras y los primeros sólo en una de ellas, en la zona central.

Objetos de la Tumba 4 de Palous (según Solanés i Alós, 2003. Las flechas y letras sobreimpresas son nuestras)

Esta asociación entre un "descarnador" y un broche de cinturón liriforme se repite en la tumba 6 de la necrópolis sevillana de Las Huertas, donde ambas piezas (del "descarnador", que se interpretó como un "podón", se conservaba algo más de la mitad) aparecieron, una junto a la otra, a la altura de la cintura del cadáver. Hay que señalar que la pieza que nos interesa aquí se localizó con su "pico" (el único conservado) mirando hacia los pies.

"Descarnador" de Las Huertas (según Fernández et alii, 1984)

Objetos como éstos, en diferentes grados de conservación, han sido recuperados en varios yacimientos más, sobre todo en necrópolis aunque también de otro tipo: en el castellum de Sant Juliá de Ramis (Girona); en la cueva del Asno (Soria), donde sus fragmentos habían sido identificados como "hachas"; en la tumba 8 del cementerio de La Indiana (Madrid), donde un fragmento se interpretó como un cuchillo; o en la necrópolis conquense de Los Colmenares, donde se recogieron 3 en tres tumbas diferentes (nº 13, 17 y 18), para los que no contamos con dibujo ni fotografía y para los que se propuso un origen relacionado con los ataúdes en que se depositaron los cadáveres. 

"Descarnadores". En rojo los procedentes de contextos sepulcrales. En verde los demás.

Puede observarse que, sin ser exhaustiva, la recopilación es lo suficientemente amplia como para tomar en consideración este tipo de objetos y tratar de encontrar una explicación a su presencia en tantos yacimientos arqueológicos de época visigoda, especialmente en los de tipo sepulcral. De tratarse de un útil relacionado con el trabajo de las pieles, de un "descarnador", habría que concluir que el oficio de curtidor tendría una importancia muy superior a la de cualquier otro en el mundo peninsular de los siglos VII-VIII d. de C., ya que ningún otro instrumento de ningún tipo aparece en las tumbas de esos siglos acompañando a los cadáveres. De hecho, la presencia de herramientas en las sepulturas de la Hispania de época visigoda es prácticamente testimonial y ni siquiera las armas están ampliamente representadas, si exceptuamos algunas necrópolis del País Vasco y Navarra. ¿Por qué entonces habrían de estarlo los "hierros de descarnar"? Sólo se nos ocurren dos respuestas a esta pregunta: que tengan algún tipo de valor simbólico que desconocemos o que la identificación realizada haya sido errónea y no se trate de instrumentos de ese tipo, sino de otra cosa. ¿Qué cosa? Es difícil de decir, pero, dada su presencia en esos contextos funerarios, su posición en las tumbas y su asociación con broches de cinturón, probablemente alguna relacionada con la indumentaria. O, como mínimo, con los cinturones.

Y en esas estábamos, tratando de encontrar un sentido a estos objetos, cuando la solución al enigma (o al menos la pista que nos pondría en el camino correcto) apareció de forma inesperada ante nuestros ojos. Y, al verla, supimos el porqué de esa sensación de deja vu que nos perseguía desde que este tema comenzó a interesarnos. Aquel "¿dónde he visto yo esto antes?" que nos martilleaba las meninges obtuvo respuesta. Y sí: lo habíamos visto. Pero no habíamos reparado en ello ni habíamos "hilado". Y la pista de los "descarnadores" nos había hecho perder mucho tiempo dándole vueltas a su posible significado simbólico (quizá algún día lo contemos, porque nos salió una explicación tan convincente a la par que bizarra que podría haberse convertido en un clásico rápidamente).





4 comentarios:

  1. ¿Y si los agujeritos son la clave? Con el diámetro que tienen, podrían servir para pasar un hilo o una cuerda o algo así...

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  2. Muy chulo el artículo. Ahora a pensar qué descarnaban y cómo se usan estos útiles.

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    1. Lo cierto es que no creo que descarnasen nada. A ver si mañana o pasado cuelgo la entrada con las imágenes que nos marcarán el camino en la interpretación de estas cosas

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  3. Yo creo que, como dices, los agujeros eran para pasar un hilo. Pero no digo más de momento, que me marco un "Spoiler" que ni la canción de Airbag...

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