3 dic 2014

¡(Vaya) tela!

Uno de los hallazgos más interesantes que realizamos durante la campaña de excavación de 2011 en Riocueva fue un trozo de tela parcialmente carbonizada, con varios pliegues, que envolvía un paquete de semillas de panizo y al que bautizamos cariñosamente como el «saquito».

Tejido y semillas de panizo de Riocueva
Nos pareció desde el primer momento un hallazgo interesante y con mucho potencial, pero nuestra experiencia en el estudio de este tipo de materiales era nula. De modo que había que buscar a alguien que se hiciese cargo del asunto y, como tampoco conocíamos a muchos especialistas en la materia, lo más brillante que se nos ocurrió fue ponernos en contacto con Carmen Alfaro Giner, de la Universidad de Valencia. Esta investigadora es la principal autoridad patria en el estudio de tejidos antiguos y «one of the world’s leading experts on antique dyes and ancient textiles» (uni-weimar dixit). Quien esté familiarizado con la materia, conocerá su libro Tejido y cestería en la Península Ibérica: historia de su técnica e industrias desde la prehistoria hasta la romanización, una obra de referencia imprescindible, a pesar de haber pasado ya 30 años desde su publicación, y sabrá que es una de las principales investigadoras del proyecto internacional DressID. Nosotros conocíamos el libro, porque había sido de capital importancia en nuestro primer trabajo sobre «arqueología textil», y poco más... El 11 de julio de 2012 le escribimos un correo electrónico con una breve presentación del hallazgo y solicitando su colaboración para el estudio del tejido. Cinco días más tarde respondió manifestando su interés y, aunque ya nos avisó de que tenía una agenda bastante apretada, consiguió encontrar algo de tiempo para trabajar personalmente en el asunto (¡gracias, Carmen!). Fruto de esa colaboración y del trabajo conjunto sobre el «saquito» de Riocueva, se ha publicado recientemente una contribución en el volumen Purpureae Vestes IV, que recoge los trabajos presentados al congreso PV IV. Production and Trade of Textiles and Dyes in the Roman Empire and Neighbouring Regions (Valencia, 11/2010), y algunas «publicaciones invitadas», como la nuestra.

Riocueva en portada del PV... un detallazo
La política editorial de esta publicación, que forma parte de una serie monográfica dedicada al estudio de tejidos y tintes del Imperio Romano inaugurada en 2004, no autoriza la difusión pública de los artículos en internet hasta dentro de un año. El que esté muy interesado en leer los trabajos contenidos en este volumen, pronto podrá adquirirlo en el servicio de publicaciones de la Universidad de Valencia, en alguna librería especializada o consultarlo en alguna biblioteca que lo tenga. Y si alguien quiere echarle un ojo al artículo de Riocueva, le podemos proporcionar una separata. Basta con pedirla...

Para el que no pueda esperar o le de pereza leerse nueve páginas, presentamos aquí un breve avance del trabajo publicado. El estudio realizado por Carmen Alfaro ha permitido caracterizar los aspectos básicos del trozo de tela: el tipo de fibra empleada, el modo en que se ha hilado la fibra y el modo en el que se ha tejido el hilo el el telar. En la definición de los dos primeros aspectos han sido de mucha utilidad las imágenes obtenidas mediante MEB, mientras que para el estudio del tejido se ha empleado un microscopio de lupa bionocular, todas ellas herramientas habituales en el estudio de los textiles antiguos.

Imágenes de MEB del tejido y el hilo tomadas en el LADICIM de la UC
La fibra empleada es de origen vegetal, y lo más probable es que se trate de lino (Linum usitatissimum), una planta herbácea de cuyo cultivo tenemos constancia en la Cantabria de época visigoda. Han aparecido semillas de lino en la cueva de Las Penas y también en Riocueva, según el avance del estudio arqueobotánico que está realizando Inés López López-Dóriga. Hay que destacar que se trata de materia prima de excelente calidad. El hilado de la fibra se ha realizado mediante torsión en s. Aparecen dos tipos de hilo, uno poco torsionado y otro con ángulo de torsión maor, hasta 49º. En cuanto al grosor, una de las series llega hasta los 0,4 mm de grosor y la otra a los 0,2 mm, aunque en un primer vistazo ambas series parecen del mismo grosor. Estas diferencias a veces se emplean buscando un cierto efecto visual en el tejido resultante. La estructura del tejido es un entramado simple en damero, tipo tafetán (tabby 1/1), y fue confeccionado en un telar vertical. Así lo sugiere la presencia de una corrección den forma de cuña que se aprecia en el tejido, consecuencia del desequilibrio que se suele producir al avanzar en la labor en ese tipo de telares.

Esquema de hilado y tejido
Sobre la cronología no hay demasiadas dudas, ya que además de estar asociado a un contexto sepulcral con varios restos humanos datados por carbono-14 entre mediados del siglo VII y el primer tercio del siglo VIII, se ha obtenido una datación directa del «saquito», a partir de una de las semillas de panizo asociadas, en torno al primer tercio del siglo VIII. Es uno de los pocos tejidos de época visigoda de procedencia arqueológica que se conocen en la península Ibérica. La mayor parte de los indicios textiles de esta época que se han publicado hasta la fecha se conservan mineralizados, porque se han quedado adheridos a objetos metálicos cuya oxidación ha afectado al tejido, o sólo se registra la impronta. La acción del fuego y las condiciones estables de temperatura y humedad del medio subterráneo han permitido que el tejido de Riocueva se conserve en unas condiciones excepcionales, con lo que ello supone para profundizar en el estudio de las manufacturas textiles de la época.






8 comentarios:

  1. interesante, yo quiero una separata

    ResponderEliminar
  2. Gracias por vuestro interés. Os lo envío por correo electrónico. Si alguien más está interesado, que deje un comentario.

    ResponderEliminar
  3. Pues me apunto (si se puede) a la separata. Gracias

    ResponderEliminar
  4. Fascinante! De que eran las semillas? Cómo interpretáis el hallazgo?

    ResponderEliminar
  5. Son granos de panizo, Manuel. Y la explicación puedes leerla en esta entrada antigua:

    http://mauranus.blogspot.com.es/2012/07/medieval-walking-dead-4-mulier-si-grana.html

    ResponderEliminar
  6. Una pregunta viendo la datación de los objetos del enterramiento. Si de acuerdo a vuestra interpretación (que parece en todo razonable) acerca de la epidemia de peste bubónica, a finales del siglo VII o principio del VIII hubo esta plaga con su mortandad en la peninsula ibérica, ¿creeis que esto debilitó en alguna manera el reino visigodo previamente a la invasión musulmana?. Digo lo de la península porque en otra entrada comentábais que los hallazgos de otras necrópolis, como contrebia leucade, pueden ser muy parecidos y entonces hablaríamos de un fenómeno extendido en todo el país, ¿no?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los rebrotes de finales del VII y de la primera mitad del VIII serían los últimos coletazos de la pandemia que comenzó a mediados del VI, la famosa "Peste de Justiniano". Aparte del ejemplo de La Rioja, hay enterramientos en cuevas o minas muy similares a los nuestros en Cuenca o Huesca. E indicios de otros en Cataluña, Septimania e incluso Portugal, por lo que sí podría relacionarse con algún episodio que tuviese carácter general (geográficamente hablando).

      Las fuentes de finales del Reino Visigodo hablan de varias epidemias de peste entre finales del s. VII y comienzos del VIII. La última, si no recuerdo mal, ya a comienzos de esa última centuria, en el reinado de Egica-Witiza. Y algunas fuentes árabes de la conquista y los años que la sucedieron también hablan de grandes mortandades (Ibn Idari, si tampoco recuerdo mal, cita una hacia mediados del s. VIII). Otros autores contemporáneos (de ahora, vamos) incluso mencionan la posible llegada a la Península de la viruela, de manos de los invasores, que la traerían desde Egipto a través del norte de África (y la relacionan con esa mortandad citada a mediados del VIII). En cualquier caso y como dices, es probable que al derrumbe del mundo visigodo contribuyesen también las epidemias, entre otras causas variadas. Si tenemos en cuenta que se suceden 2 siglos con recurrentes brotes de peste cada pocas décadas, es fácil concluir que tuvo que suponer una gran merma de población en todo el mundo mediterráneo (también afectó a los árabes y a los bereberes, ojo)

      Eliminar