Como veíamos al final de
la primera de estas dos entradas, un tanto por ciento minoritario (pero significativo) de los cántabros actuales posee marcadores genéticos de origen norteafricano. En ésta trataremos de ver por qué.
Hasta el momento y que yo conozca, hay tres explicaciones que remiten a tres períodos distintos: la Prehistoria, la Edad Media y la Edad Moderna. La que voy a proponer aquí se enmarca, como no podría ser de otra manera, dentro de la segunda y es por eso que la dejaré para el final. De las otras dos únicamente haré un breve repaso (porque no tengo tiempo para extenderme demasiado en ellas).
Empezando por la más antigua, hay quien sostiene que ese intercambio de genes podría haberse producido durante la Prehistoria. Concretamente, durante la Prehistoria Reciente (incluso hay quienes la ligan a la extensión del megalitismo por la costa atlántica peninsular desde un presunto foco irradiador situado en el actual Marruecos). Como sería largo y prolijo entrar en disquisiciones, únicamente mencionaré que, a falta de estudios (que faltan), existen algunos indicios de que eso no es exactamente así. Aunque en este caso estemos hablando de marcadores genéticos relacionados con el cromosoma Y, de haberse producido un intercambio poblacional en la Prehistoria, éste también habría quedado reflejado en el ADN mitocondrial. Aunque se ha especulado mucho con una llegada a la Península del haplogrupo U6b (presente en nuestros días en poblaciones peninsulares) durante la Prehistoria, no parece que sea el caso, como se evidencia
en esta publicación portuguesa, donde se certifica la ausencia de esa herencia genética norteafricana en restos humanos del Neolítico Final y el Calcolítico (precisamente en regiones en la que esos marcadores están muy presentes en la actualidad). O en estos otros artículos, centrado uno en
varios períodos de la Prehistoria y el otro en
la Edad del Hierro (en este último trabajo se dice lo siguiente: "although not conclusive due to the small number of individuals analyzed, does not provide support for an earlier gene flow between North Africa and the Iberian Peninsula, as some authors have suggested, and supports the hypothesis of a modern, historical entrance of genes from North-Africa into Iberia"). Por el contrario, a favor de cierto tráfico de bienes (y personas) a través del Estrecho de Gibraltar durante la Prehistoria Reciente podría esgrimirse el resultado de
estos estudios genéticos sobre restos de bóvidos de la Edad del bronce hallados en Atapuerca, aunque parece que la discusión no está cerrada y podría tratarse de especímenes ibéricos emparentados con los africanos.
Monumento megalítico de Mzora (Marruecos) (Fuente: http://amazighroots.blogspot.com.es/2007/05/amazigh-megaliths.html)
La más reciente permitiría relacionar esa herencia genética nortefricana con los moriscos deportados del Reino de Granada tras la revuelta de las Alpujarras, en 1571 (sobre esos moriscos hay una interesante entrada en
este blog). Esas
deportaciones, que afectaron a varias decenas de miles de personas, tuvieron como destino todo el occidente peninsular (de Andalucía a Galicia) y las dos Castillas (en la Vieja se incluiría Cantabria entonces). Y aunque, oficialmente, los moriscos peninsulares fueron expulsados a lo largo del siglo XVII, parece probado que algunos de ellos consiguieron escapar a esa nueva y definitiva deportación y acabaron por diluirse en la población "cristiana vieja" con el paso de los años. Yo el principal "pero" que le veo a esta interpretación es que es más que probable que una parte significativa de los moriscos granadinos no tuviese origen norteafricano, sino peninsular (serían hispano-visigodos convertidos al Islam en tiempos), por lo que la huella genética "bereber" debida a ellos sería muy pequeña (sobre todo si le sumamos el efecto de la expulsión). A lo que habría que añadir que, a diferencia de lo que sucede en otras zonas donde existen pruebas documentales del asentamiento de esos moriscos, en Cantabria no hay escritos que certifiquen la llegada de gentes deportadas desde el Reino de Granada. En cualquier caso, esta interpretación me convence bastante más que la prehistórica.
Moriscos deportados (Fuente: http://todosauna-vicente.blogspot.com.es)
Finalmente, está la explicación medieval, que es la que cuenta (por el momento) con más elementos a favor. El principal, la propia genética, como queda de manifiesto en
este artículo que merece mucho la pena leer y en el que se demuestra que la extensión de los haplogrupos de origen norteafricano E3b1b1b y E1b1b1a-b (antes conocidos como M81 y M78, respectivamente, y presentes en un alto porcentaje entre poblaciones bereberes actuales) por la Península Ibérica, Sicilia y el sur de Italia tuvo lugar durante la Edad Media; coincidiendo con el dominio musulmán de las dos primeras y la deportación de "árabes" sicilianos al continente en el caso de la tercera.
Llegados a este punto y aceptando esa datación medieval, ¿cómo podemos explicar entonces la presencia de E3b1b1b y E1b1b1a-b en el noroeste peninsular y, especialmente, en Cantabria, cuando se supone que fueron territorios que apenas estuvieron en manos musulmanas unas cuantas décadas? Pues es complicado, la verdad, aunque hay una posible solución al enigma. Una solución algo enrevesada, ciertamente, pero, en mi opinión, muy sugerente. Vamos con ella.
A mediados del siglo VIII d. de C., Alfonso I, el tercer rey de Asturias, lanza una serie de campañas militares al sur de la Cordillera Cantábrica, llegando hasta el Valle del Duero. Es la primera vez que el incipiente reino cristiano puede permitirse pasar a la ofensiva, aprovechando la gran rebelión de los bereberes del año 740. Estos, que habían constituido el grueso de las tropas invasoras en 711, se asentaron principalmente en las tierras del noroccidente peninsular (la "Galicia" de las fuentes árabes), zonas que habrían abandonado en masa para unirse a la revuelta de sus parientes norteafricanos contra los árabes. Parece bastante razonable suponer que entre esos "colonos" norteafricanos habría aún numerosos cristianos (e incluso paganos) y que los que profesasen la fe islámica lo harían de forma aún muy superficial, ya que la definitiva conquista árabe del Magreb no se produjo hasta finales del siglo VII d. de C. (es un período de tiempo muy corto para pensar en una islamización profunda y no hay que olvidar que el África romana era un territorio cristiano al menos desde el siglo IV d. de C.).
Guererros bereberes de comienzos del siglo VIII (Dibujo de A. García Pinto) (Fuente: http://www.mundohistoria.org/blog/articulos_web/la_conquista_arabe_del_norte_de_africa)
Dicen dos de las primeras crónicas de la Reconquista (una versión en la red
aquí) que Alfonso I (y su hermano Fruela, hijos ambos del Dux de Cantabria, Pedro), tras tomar numerosas ciudades con sus castros, aldeas y granjas, mató "a los árabes" que las ocupaban y regresó al otro lado de la Cordillera llevando consigo a los cristianos que las habitaban. Y que por esas mismas fechas "repobló" parte de sus dominios norteños. Concretamente, lo que dicen esas fuentes es lo siguiente:
"13. Quo mortuo ab uniuerso populo Adefonsus eligitur in regno, qui cum gratia diuina regni suscepit sceptra. Inimicorum ab eo semper fuit audatia conprensa. Qui cum fratre Froilane sepius exercitu mobens multas ciuitates bellando cepit, id est, Lucum, Tudem, Portugalem, Anegiam , Bracaram metropolitanam, Uiseo, Flauias, Letesma, Salamantica, Numantia qui nunc uocitatur Zamora, Abela, Astorica, Legionem, Septemmanca, Saldania, Amaia, Secobia, Oxoma, Septempuplica, Arganza, Clunia, Mabe, Auca, Miranda, Reuendeca, Carbonarica, Abeica, Cinasaria et Alesanzo seu castris cum uillis et uiculis suis, omnes quoque Arabes gladio interficiens, Xpianos autem secum ad patriam ducens.
14. Eo tempore populatur Asturias, Primorias, Liueria, Transmera, Subporta, Carrantia, Bardulies qui nunc uocitatur Castella et pars maritimam [et] Gallecie; Alaba namque, Bizcai, Aizone et Urdunia a suis reperitur semper esse possessas, sicut Pampilonia [Degius est] atque Berroza." [Versión Rotense de la Crónica de Alfonso III]
"13. Post Faffilani interitum Adefonsus successit in regnum, uir magne uirtutis filius Petri ducis, ex semine Leuuegildi et Reccaredi regum progenitus; tempore Egicani et Uittizani princeps militie fuit. Qui cum gratia diuina regni suscepit sceptra. Arabum sep e ab eo fait audacia conpressa. Iste quante gratie uel uirtutis atque auctoritatis fuerit, subsequentia acta declarant: simul cum fratre suo Froilane multa aduersus Sarracenos prelia gessit atque plurimas ciuitates ab eis olim oppressas cepit, id est, Lucum, Tudem, Portucalem, Bracaram metropolitanam, Uiseo, Flauias, Agata, Letesma, Salamantica, Zamora, Abela, Secobia, Astorica, Legione, Saldania, Mabe, Amaia, Septemanca, Auca, Uelegia Alabense, Miranda, Reuendeca, Carbonaria, Abeica, Brunes, Cinisaria, Alesanco, Oxoma, Clunia, Argantia, Septempublica et cunctis castris cum uillis et uiculis suis; omnes quoque Arabes occupatores supra dictarum ciuitatum interficiens Xpianos secum ad patriam duxit.
14. Eo tempore populantur Primorias, Libana, Transmera, Supporta, Carranza, Bardulies que nunc appellatur Castella et pars maritima Gallecie; Alaba namque, Bizkai, Alaone et Urdunia a suis incolis reperiuntur semper esse possesse, sicut Pampilona [Degius est] atque Berroza." [Versión "A Sebastián" de la Crónica de Alfonso III]
Zona afectada por las campañas militares de Alfonso I y Fruela (Fuente: http://mezquitacordobesa.blogspot.com.es/2012/06/alfonso-i-y-la-reconquista.html)
Ahora, elucubremos un poco. Supongamos que parte de esos bereberes que ocupaban la Meseta Norte y Galicia no se fueron al sur durante la revuelta. Y supongamos también que al menos una parte de ellos fuese de religión cristiana (o apostatase de su reciente credo islámico), aunque estuviesen al servicio de los árabes musulmanes. En ese contexto, quizá su religión salvase a esos norteafricanos de morir a manos de las huestes asturianas e hiciera que formaran parte de los "cristianos" que, según las crónicas, se instalaron en los territorios de Alfonso I. Eso explicaría la presencia de los marcadores genéticos que han dado origen a estas dos entradas en un lugar como Cantabria, donde el dominio efectivo musulmán fue inexistente (o duró tan poco que puede ser considerado irrelevante). Y lo mismo podríamos aplicar al caso de Galicia (para los del resto del occidente peninsular habría que pensar en poblaciones que quedaron al margen de esas campañas asturianas y permanecieron en el no tan desierto "Desierto del Duero" para pasar a ser asimiladas por los repobladores llegados del norte tiempo después). Quizá entre los cristianos con los que se "repoblaron" algunas de las comarcas mencionadas en las fuentes (Liébana, Trasmiera, Sopuerta, Carranza, etc.) hubiese pequeños grupos de bereberes que acabaron fundiéndose con los habitantes autóctonos y con los otros hispano-visigodos llegados con ellos desde el sur. De ese modo, su huella genética habría quedado "oculta" entre los cántabros hasta el día de hoy. Y la deriva genética en zonas aisladas y tendentes a la endogamia, como los valles pasiegos, habría hecho que el porcentaje de marcadores norteafricanos se multiplicase, alcanzando las cotas más altas de toda la Península.
Para apoyar esta presencia temprana de bereberes en el NW peninsular y la vuelta al cristianismo de muchos de ellos contamos con un famoso pasaje del
Ahbar Magmua (fuente árabe de la conquista) que dice lo siguiente:
"
El año 33 (133>750-51) fue próspero. Los gallegos se sublevaron contra los muslimes y creciendo el poder del cristiano llamado Pelayo... salió de la Sierra y se hizo dueño de Asturias. Los muslimes de Galicia y de Astorga le resistieron largo tiempo, hasta que surgió la guerra civil de Abul-Jattar y Tuwaba. En el año 133 fueron vencidos y arrojados (los árabes) de Galicia, volviendo a hacerse cristianos todos aquellos que estaban dudosos en su religión, y dejando de pagar los tributos. De los restantes, unos fueron muertos y otros huyeron tras de los montes hacia Astorga. Mas cuando el hambre cundió, arrojaron también a los muslimes de Astorga y otras poblaciones, y fuéronse replegando detrás de las gargantas de la cordillera." (Traducción de E. Lafuente Alcántara, citada en
Fernández Conde, 2009)
Así que, tampoco sería demasiado descabellado lo que he propuesto más arriba. Y tampoco es nada nuevo en la historiografía, ya que autores como
Oliver Asín o, más recientemente, Fernández Conde, han sostenido esa presencia norteafricana en latitudes septentrionales (desde el siglo VIII d. de C., aunque no sólo, ya que habría habido nuevas arribadas de gentes de ese origen en varios momentos posteriores), sin conocer los nuevos datos que la genética ha aportado en los últimos años; datos que vendrían a confirmar las conclusiones de sus trabajos y a matizar mucho la visión mayoritaria de la "Reconquista", al menos desde un punto de vista "étnico" o, si se prefiere, relacionado con el origen de los grupos humanos que la protagonizaron.
Como epílogo quiero mencionar de forma muy breve el caso de la
necrópolis de Aldaieta, en Álava (todo un clásico en este blog, aunque nunca le hemos dedicado una entrada monográfica y eso es algo que va a cambiar pronto...), fechada entre los siglos VI y VII d. de C. y en donde los
análisis de ADN mitocondrial antiguo detectaron la presencia de marcadores genéticos de origen norteafricano en dos individuos, muy probablemente emparentados. Las fechas manejadas para el yacimiento permitieron a los autores del estudio presentar esos resultados como la prueba de una llegada de gentes del Norte de África a la Península con anterioridad a la invasión de 711. Sin embargo y como veremos en una próxima entrada, en este momento esa afirmación ha de ponerse en cuarentena.