El encuentro, que comienza mañana y está organizado por APIAA, tendrá lugar en el Museo Arqueológico de Asturias y contará con la participación de un buen número de investigadores de estos momentos tan apasionantes de la historia peninsular. Y entre ellos, como no podía ser de otra forma (o sí, pero ya da igual), estaremos nosotros contando cosas sobre nuestra niña bonita subterránea, lo que hemos hecho allí (y con sus cosas) desde 2010 y lo que vamos aprendiendo con su estudio, que no es poco.
Lo que llevamos, básicamente, es lo que pone en el resumen que mandamos para el programa oficial. Es decir, esto:
"Los trabajos arqueológicos llevados a cabo en Riocueva (Hoznayo, Cantabria) entre los años 2010 y 2016 están permitiendo conocer un interesante contexto sepulcral en cueva de época visigoda. Aunque sólo se ha excavado un tercio del yacimiento, gracias a la información obtenida en las distintas campañas arqueológicas podemos reconstruir con bastante fiabilidad las principales características de su uso funerario en uno o varios momentos entre la segunda mitad del siglo VII y mediados del VIII. Fechas en las que en una zona interior –y de acceso complicado- de la cavidad se depositaron los cadáveres de varios individuos jóvenes acompañados de un importante conjunto de objetos, tanto relacionados con el atuendo y el adorno personal como de uso cotidiano: anillos, al menos una guarnición de cinturón, pendientes, cuentas de collar, husos, cuchillos, recipientes cerámicos, metálicos y de vidrio… El estudio de estos y otros materiales presentes en el yacimiento, así como el de los restos humanos, está ofreciendo una valiosa información acerca de este tipo peculiar de enterramientos, que cuenta con buenos paralelos tanto en su entorno geográfico más cercano -casos de las cuevas de La Garma y Las Penas, por ejemplo- como en otras zonas de la Península alejadas de la región cantábrica. Resulta especialmente interesante a este respecto la identificación de algunos comportamientos post-sepulcrales muy llamativos, como la destrucción y quema de parte de los restos humanos y la quema de grano junto a los cuerpos; prácticas ambas completamente ausentes en las necrópolis cántabras contemporáneas, con las que existen además otras marcadas diferencias. Paradójicamente, el trabajo en este yacimiento sepulcral -y en otros similares- está suponiendo un avance significativo en el conocimiento de algunos aspectos de la vida diaria -cultivos, paleodietas, cabaña ganadera, trabajo textil, explotación del bosque, etc.- de las comunidades a las que pertenecían los enterrados en esas cuevas cántabras; compensando de esta forma la ausencia en la región de contextos de hábitat conocidos en los que obtener ese tipo de datos."
Obviamente, mola más verlo, con sus santos a todo color, como éste de abajo, pero no podemos poner la presentación aquí. Y no tengo ni idea de si se va a grabar o no (y de si, en caso de que se haga, luego no se va a colgar en la red, como ha pasado no hace mucho en algún otro sarao de este tipo muy cerca de donde escribo).
Presentar Riocueva en un congreso siempre es un motivo de orgullo y satisfacción, que diría aquel rey tan campechano que tuvimos. Hacerlo en un marco como éste, en el que se hablará sobre ese momento (siglos VII-VIII) hasta hace cuatro días tan poco (o nada) conocido arqueológicamente por estas latitudes, mejorará sin duda la experiencia. Y si tenemos en cuenta que vamos a hablar de nuestra interpretación de las cuevas sepulcrales de época visigoda en un sitio, Asturias, donde manejan otra con la que no estamos en absoluto de acuerdo (los enterramientos aristocráticos o de las elites norteñas peninsulares), el tema tiene un plus de morbo que lo hace mucho más atractivo. A ver qué pasa...
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